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Tomar acción cuando nos quejamos.

Actualizado: 19 abr

Con frecuencia escucho a personas quejarse, es algo común en nuestras conversaciones hablar de que no hay dinero, del mal gobierno, del COVID, de la situación del país, de la pareja, de la familia, del trabajo, etc. Pareciera que es normal, algo natural hablar de este tipo de cosas.



Hace unos meses fui a comer con un conocido y me habló de muchos temas, pero en general todo era entorno a lo que él veía que estaba haciendo mal el gobierno en cuanto a la pandemia y la economía de nuestro país, traté de escucharlo y ser paciente, pero cuando le pregunté de qué manera él estaba contribuyendo en ambos temas, sólo esquivo mis respuestas y siguió con su mismo discurso. Y es que la verdad es más fácil condenar y quejarse de los demás que tener un ojo crítico para mirar nuestras acciones.


Siendo muy honesta, yo he estado ahí. Durante mucho tiempo me quejaba, era lo primero que hacía cuando algo no me gustaba o no salía como yo creía que “debería” ser o hacerse. Una y otra vez hablando de lo mismo, que si mi jefe, que tal o cual compañero de trabajo, que si el dinero, que si el tiempo no me alcanza, que si es muy difícil, que si no puedo, que si mi pasado, etc. La verdad es que eso sólo me desgastaba, me molestaba o me hacía sentir víctima de las circunstancias, de las personas, de los problemas, pero en realidad no solucionaba nada, aunque el escenario cambiara, mis quejas seguían siendo más o menos las mismas; aún hoy tengo que estar atenta de mi diálogo interno que rápidamente puede enfocarse en algo que está mal en vez de apreciar todo lo que sí está saliendo bien.



Un día, gracias a una situación muy concreta en mi trabajo de ese entonces de la que llevaba meses quejándome, me di cuenta que no servía de nada sino empezaba a tomar acción y puede sonar fácil pero a mí en lo personal me costó mucho, aun así empecé a hacerlo. Y algo que aprendí en esa situación es que las cosas no se resuelven por el hecho de quejarnos, necesitamos tomar responsabilidad y hacernos cargo de nuestra vida.


No estamos conformes con algo, pero ahí seguimos; nos molesta o no nos gusta, pero no lo decimos (y queremos o suponemos que la otra persona debe adivinarlo); queremos un cambio pero no nos atrevemos; nos gustaría mejorar la salud pero no estamos dispuestos a comprometernos en cambiar nuestra alimentación o hacer ejercicio; ya no nos apasiona, pero no queremos dejar nuestra zona de confort, y así se nos puede pasar la vida…

Y tu, ¿en qué te estás enfocando hoy? ¿Sólo te estás quejando? ¿Qué acciones estás tomando para acercarte al cumplimiento de eso que tanto anhelas? ¿De qué manera estás nutriendo tus mejores sueños y esperanzas?

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